Según Joseph Schumpeter la innovación es la imposición de una
novedad técnica u organizacional en el proceso de producción y no simplemente
el correspondiente invento.
Un innovador es para
Schumpeter es el «empresario creador», en contraposición con el empresario de arbitraje, quien simplemente aprovecha
para obtener ganancias las diferencias de precios existentes. En la búsqueda de
nuevos campos de acción, el empresario creador impulsaría el proceso de la destrucción creativa. Sus motivaciones son
las posiciones de monopolio basadas en la innovación, las que le
proporcionan al empresario una ganancia como «pionero». Esto es, ventajas en
dinero que surgen a través de las mejoras innovativas, por ejemplo a través de
la alta productividad que trae consigo una innovación de
procedimientos o a través de precios monopólicos más altos de una innovación de
productos.
Según Jürgen Hauschildt la innovación se trata esencialmente
de algo «nuevo»: nuevos productos, nuevos mercados, nuevos modelos, nuevos
procedimientos, nuevos procesos, nuevas vías de distribución, nuevas frases
publicitarias, etc. El resultado de las innovaciones es algo «novedoso», que se
diferencia notablemente del estado anterior dado. Esta novedad debe ser
perceptible; una innovación solo puede ser tal para quien la percibe. La
novedad consiste en que los propósitos y los medios se enlazan entre sí de una
forma que hasta ese momento no se conocía. Ese enlace tiene que validarse
económicamente en el mercado o dentro de la empresa. Así, puede alcanzarse un
propósito dado (por ejemplo la marcha de un automóvil) con nuevos medios
(hidrógeno, autogás,
gas natural, etc.) o bien, para medios ya dados (por ejemplo, una línea
telefónica existente) puede crearse un propósito nuevo (su utilización para la
transmisión de datos en Internet). La mera generación de una idea no es
suficiente – es recién su uso o su venta lo que diferencia una innovación de
una invención.
Peter Drucker fue uno de
los primeros científicos que se ocupó de investigar qué fuentes existen para la
innovación. En 1986 identificó siete fuentes que se suman a la «gran idea». Aunque
esta última tiene gran encanto, lo más frecuente es que fracase.
Al autor Clayton Christensen se le considera el descubridor de la
innovación disruptiva. Esta se orienta al objetivo de interpelar a nuevos
mercados o nuevos grupos de clientes a través de un cambio radical de los
productos.